Armero. No se olvida.
La triste historia
Luego de 34 años y en lo que fuese una travesía familiar por
el Eje cafetero y el hermoso departamento del Tolima, llegamos a “Las ruinas”
como los pocos habitantes que aún quedan allí, le llaman a lo que quedara del
pueblo que antes de una nefasta tragedia en noviembre de 1985, fuese
considerado uno de los más prósperos en materia de agricultura.
La tragedia de
Armero fue un desastre natural producto de la erupción del volcán
Nevado del Ruiz, el miércoles 13 una
avalancha sepultó al municipio tolimense. Unas 25.000 personas murieron en la
que es la peor tragedia natural de la historia del país.
Y es que realmente llegar a este sitio significa de alguna
manera involucrarse con lo que paso allí cuando por nuestros ojos pasan restos
de viviendas, lo que fuese un parque, una iglesia, incluso hasta el hospital.
Dicen los que quedaron allí y que se ganan la vida contando
la historia, que tal vez esta tragedia
se hubiese podido evitar, otros hablan de la furia de la naturaleza, la
angustia, el dolor y todos los seres
queridos que quedaron atrapados entre el lodo y la lava, quizás una de las
historias más palpables es la de la pequeña Omaira, la niña que murió luego de
tres días de padecer entre los restos de su propia vivienda y a la cual hoy en
día miles de fieles siguen, esperando de ella algún milagro o favor espiritual
y creando en un pequeño espacio, todo un altar con velas, estampas, muñecas, camándulas
y cantidad de placas con mensajes como: "acción de gracia a Omaira Sánchez por el favor
recibido", en dónde según cuentan
se puede ir a orar.
Es difícil estar allí y no sentir tristeza, no imaginar
cuanta angustia esa fatídica noche, el ambiente se torna pesado y dicen los que
saben, que hay sitios por los cuales es mejor no transitar.
Sin embargo en nuestra aventura pareciera que quisiéramos explorar más y atraídos por la curiosidad nos fuimos adentrando al pueblo, los incómodos mosquitos se percataron de que habían forasteros, pero eso no nos detuvo el camino, como tampoco el hecho de que inexplicablemente siendo un clima considerado caliente, se sintiera tanto frío, frío sepulcral.
Llegamos a lo que en su momento fuera el parque central, sector que se destacaba por ser el epicentro económico de la región, donde se encontraba también la iglesia y de la cual solo queda la cúpula que fue rescatada a varias kilometros pueblo adentro y que hoy es considerada patrimonio invaluable.
Luego de este melancólico recorrido, invadidos por un silencio absoluto, salimos de allí, admirando a todos aquellos sobrevivientes que hoy resurgen de las cenizas, personas trabajadoras y pujantes que a pesar de las circunstancias no abandonaron su hábitat, agradeciendo a la vida por la oportunidad diaria y esperando no volver a tener que escribir una historia de esta magnitud.
Escrito por:
Diana Montoya
Directora Zona7rumbera.
Antonio Ibañez
Gerente general.
Zona7rumbera.
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